“Me he dado cuenta de que he tratado con una persona que le da la máxima prioridad a intereses para nada idealistas. Una bloguera que vive su vida tranquila, que en Cuba nadie conoce y nadie hostiga, que no es amenazada, encarcelada, silenciada, que no tiene problemas para entrar y salir de su país”, asegura en una carta abierta el traductor oficial al italiano de la bloguera favorita de Washington: Yoani Sánchez.
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